El Herbolario Nahual Kiej es un centro de información integrada y de oportunidades de sanación holística que se propone estimular nuestro vínculo con la naturaleza en toda su magnitud y esplendor. Pretende ser una forma de develar la densidad de sentidos que posee la naturaleza para la vida humana. El vínculo entre el ser humano y la naturaleza es constitutivo. La naturaleza no es un accidente, no es un escenario de la vida humana. La naturaleza es constitutiva. Necesitamos de ella para vivir, es nuestra Pacha Mama, nuestra Madre Tierra que nos da de comer, pero también es nuestra Madre Herbolaria que nos cuida y sana cuando perdemos nuestro equilibrio. Nos ayuda a establecer balances de acuerdo a nuestra vital y particular constitución humana. Ella tiene respuestas para todos los seres vivos. Por eso, buscamos una relación empática entre sus elementos y nosotros, pues sin esa empatía, sin esa conexión vital no hay sanación, o la sanación se muestra endeble, frágil. Conectar con ella, amarla, sentirla, experimentarla, es vital. Ella no es un simple instrumento de sanación. Instrumentalizarla es cosificarla. Ella es más que una materialización florida y bella, ella es energía vital.

Mi nombre es Ana Victoria Molina Alfaro, nacida en Alajuela, Costa Rica hace más de seis décadas. Viví en Guatemala treinta y un años intensos. Me siento por tanto, guatemalteca de corazón. Por eso el Herbolario lleva el nombre de mi Nahual, el Kiej, el Venado, cargador del mundo. Honro con ese nombre a Corazón del Cielo y Corazón de la Tierra, a mis estudiantes indígenas, a mis guías espirituales mayas, y todos los hombres y mujeres de esas tierras sagradas de Guatemala que me enseñaron y amaron tanto.

Estudié Trabajo Social, Antropología y Feminismo, pero desde hace más de 10 años he sido aprendiz de cocinera, de salonera, de gerente y co-dueña de un restaurante de comida orgánica, Caracoles Errantes. Sin renunciar a las más legítimas luchas políticas que siempre enarbolé, espero en cambio, en este nuevo tiempo, contribuir a alentar una nueva comprensión de esas luchas políticas y a una refundación antropolítica de la existencia con mi propia reinvención humana y espiritual.  Por eso, mi proyecto de vida siempre sigue en marcha buscando la plenitud.

Aspiro ahora, en este nuevo tiempo, a ser curandera y sanadora de mí misma y de quienes necesitándolo se aproximen a mí. Aspiro a ser hermana, amiga, compañera de camino, mujer que abraza, recibe, suelta y entrega. Mujer de luz y abundancia. Me encantan los abrazos, las plantas medicinales, los alimentos que dan salud, las montañas y ríos, el mar inmenso, los cuarzos, las piedras de río, los textos de sabidurías profundas y ciencias sagradas,  el vino tinto y los postres. 

Bienvenidos y bienvenidas a mi página web, que también es de ustedes.